
Al morir quiso reposar por estas tierras y para exaltarlo lo han perpetuado aquí...quizás para que siga disfrutando los espectáculos que se monta en la plaza en ocasiones especiales.
Imágenes y notas sobre la ciudad...
Templo principal de la ciudad y que da nombre a la plaza en que se encuentra, curiosamente no fue inicialmente construido con esta función…sino como el oratorio de los jesuitas, que mas tarde fueron expulsados a España y la dejaron inconclusa.
Teniendo en cuenta que la Parroquial Mayor estaba en ruinas y se había trasladado a otro sitio, se decidió finalmente situarla en este edificio que fue transformado en la catedral habanera.
Su arquitectura barroca en piedra natural y sus dos hermosas torres le dan una gallardía impresionante. En su ponderado interior reina también la hermosura, sobre todo en su altar mayor y destaca la imagen de San Cristóbal santo patrón de la ciudad.
Es funcional como toda basílica en sus horarios habituales, aunque veamos sus enormes puertas cerradas en la mayoría de las fotos turísticas…
Lugar ideal para esparcirse, caminar, disfrutar de la esplendorosa arquitectura de los edificios aledaños, tomarse una cerveza en la única cervecería artesanal de la ciudad. Subir a la cámara oscura que se aloja en una de sus esquinas y que agradecemos a la ciudad de Cadíz por su donación, es recomendación especial de esta autora que tardó en hacerlo y ahora no duda en repetirlo una y otra vez…no solo por lo que se ve a través de su particular lente sino por las preciosas vistas desde lo alto del edificio.
Cada ciudad tiene sus personajes ilustres, originales, curiosos, típicos…al menos eso pienso yo. Andan por ahí, deambulando, cruzándosenos sin apenas advertir su singularidad.
Y así ocurrió con este, nuestro más especial personaje de los últimos tiempos, lleno de misterios y cariño popular. Para homenajearle y un poco aumentar el enigma, han colocado una estatua de bronce de su figura, a tamaño real y tal y como recorría las calles, en la acera del frente del convento de San Francisco. Supe hace poco, leyendo curiosidades de esta ciudad, que sus restos mortales reposan en una lápida del interior de este viejo templo.
Se hacía llamar “El Caballero de París”, como parte del delirio sublime en que pasó la mayoría de sus años adultos…y como un honorable caballero rondaba la urbe ataviado de capa y largos cabellos a la usanza medieval. Como espada un bulto de viejos periódicos.
Hoy casi nadie al pasar por su lado, vence la tentación de tomar una instantánea, dejar unas flores, tomarle la mano o acariciarle la barba a tan distinguido caminante.
La segunda de las plazas de la ciudad tuvo en sus inicios funciones mercantiles dada su posición anexa al puerto…y recibió su nombre actual “Plaza de San Francisco de Asis”, aunque la llamamos solo de San Francisco, del convento que allí existió y que hoy bastante bien restaurado lo que quedó de él, cuenta con salones para usos múltiples destacándose la Basílica Mayor reservada para conciertos y otras semejantes…
En la plaza hay una fuente muy especial y hermosa que le da fama y prestigio, la abrigan montones de palomas y el bullicio es tremendo todo el día…Visitar la torre del convento es del todo recomendado.
Dato curioso es la estatua del "Caballero de París" que allí han situado hace unos poco años y que muchos gustan de usar como acompañante de una foto simpática en el lugar.
La más antigua, la primera, es la Plaza de Armas, que debe su nombre a su primerísimo función de formación de las tropas en aquellos inicios de la Villa y que fue su centro por mucho tiempo. Actualmente la rodean además del Templete y el Castillo de La Fuerza otras edificaciones significativas como el Palacio de los Capitanes Generales y el Palacio del Segundo Cabo. En uno de sus lados, se encuentra la única calle adoquinada en madera y en su centro señorea la estatua del Padre de la Patria. Hace mucho ya, fue arboleada y constituye un agradable parque donde es maravilloso descansar hacia el atardecer, cuando ha cesado el ajetreo comercial del mercadillo de libros de uso que años hace se adueña del lugar cada día, por aquello que allí radica un sitial importante del libro nuestro.
El ambiente musical y el bullicio de paseantes cubre aquellos parajes últimamente casi todo el día, no tan así en las noche cuando permanece prácticamente en silencio. Recomiendo comenzar desde allí el descubrimiento de esta ciudad de antaño...
Cuentan que cada día como señal del cierre de las puertas de las murallas de la ciudad y la entrada al puerto de antaño, se dispara un cañonazo anunciador al finalizar la tarde…Como recordación de aquella llamada se ha continuado el disparo de un cañón cada noche a las 9 pm, que sirve más para ajustar relojes e indicar el inicio de la noche y sus encantos, que para cerrar muros, puertas o murallas que hace mucho solo existen en el recuerdo… Con los años y el cambio de funciones de La Cabaña, el suceso se ha convertido en una atracción y es hoy por hoy una ceremonia seductora a la que acuden multitudes…La recomiendo, sobre todo precedida de una visita a todo aquel complejo majestuoso que forman El Morro, el Faro, El Cristo y La Cabaña; sobre todo al atardecer para disfrutar con el esplendor y colorido de las caídas de sol y el inicio de la noche con sus luces y sombras…una verdadera delicia.
Todo el borde de la calle, que corre junto al litoral, desde la parte más antigua de esta ciudad a partir del puerto y hasta el río Almendares , está ribeteada por un muro más que famoso y funciona, el Malecón…sirve ante todo de protección de no caer a las rocas y de las olas, además de ser un enorme banco donde los citadinos de los barrios aledaños y de los no tan cercanos acuden a sentarse en las tardes y noches a tomar el fresco, a disfrutar las caídas del sol, a conversar con sus amigos o simplemente a pasar el tiempo, algunos hasta lo usan de pista de carreras...
Esta famosísima calle de nuestra ciudad junto al muro sirve de escenario para celebrar actividades múltiples entre ellas el carnaval, competencias deportivas, marchas revolucionarias, etc. A lo largo de sus siete kilómetros el paseante, si se atreve a recorrerlo, encontrará parques, restaurantes, cafeterías, hoteles, plazas, además de otras edificaciones múltiples.
En los últimos tiempos, este enorme muro-parque se ha convertido en un sitio muy popular para en las noches sentarse a tomarse unas bebidas por lo que es hoy por hoy el "botellón" más grande de la ciudad y quizás de entre otros muchos de por ahí.
Allí mismo crece otro árbol similar al de antaño y alrededor del cual los pueblerinos devotos, que asisten cada 15 de noviembre en la noche a las celebraciones de la fundación de la villa; dan unas vueltas alrededor de ella tocándola o arrojando unos centavos pidiendo se cumpla lo imposible.